¡Préstamelo unos días,Juan Ramón!
Que quisiera contarle
cómo ha cambiado el mundo desde entonces.
Le diría,por ejemplo,
que apenas hay ya hombres en los campos.
Que aquellos niños pobres de Moguer,
hace tiempo que dejaron de jugar a fantasmas
en los anocheceres con niebla del invierno.
Que el coche de las siete ya no pasa,
que ya no trae viajeros hasta el pueblo.
Y,tal vez lo más triste,
que apenas quedan burros,
que casi se extinguieron.
Y es que ya, no los necesitamos.
Porque ahora nuestros burros son mucho más veloces.
Para llegar los primeros al vacío infinito de la vida
o a la infinita nada de la muerte.
¡Ay Platero!
Daría cualquier cosa por volver
a mi atormentada adolescencia.
Y pasear contigo
por los blancos caminos de mis eternos miedos.
Para,al anochecer,
volver de nuevo a casa
sobre tu trote alegre de burrillo asustado,igual que yo.
Deseando los dos que lleguen cuanto antes nuestros miedos
a la segura calidez de las primeras callejas del pueblo.
El mismo pueblo que al amanecer,
bajo la caricia de un sol recién nacido,
se transformará en el paraíso
de los burros miedosos como tú
y de los hombres tristes como yo.
¡Ay Platero!
Me dan ganas de volver también.
ResponderEliminarQue bonito!!!
Saludos.
Creo que Juan Ramón,además de sentir una inmensa tristeza por lo acontecido en el transcurso del tiempo,también quedaría satisfecho al ver cómo caló de hondo ese burrillo que jamás podrá extinguirse.
ResponderEliminarMe ha encantado.
Besos.
A veces es cierto lo de "cualquier tiempo pasado fue mejor"
ResponderEliminarMe alegra que te haya gustado Toro.
Saludos.
Me alegro mucho de que te haya gustado Marinel.Platero dejó huella en muchas generaciones.
ResponderEliminarSaludos.
Ay, Jeronimo, cuanta melancolica belleza destila este poema!
ResponderEliminarYo tambien quisiera corretear con Platero entre lilas y mariposas..
Un abrazo.
Lo peor de todo es que no nos quedan Plateros a los que acariciar ni mirarnos en sus ojos de azabache.
ResponderEliminarHay burros, sí, pero los burros ya son otros.
Te admiro Jerónimo.
Me ha encantado :)
ResponderEliminarTiene una preciosa mezcla de melancolía y ternura,es colorido y suave, como Platero.Felicidades !!***
Me alegra que te haya gustado Carolina.Te recomiendo volver a leer Platero y yo,siempre es un bálsamo para el alma en estos tiempos de prisas y de crisis.
ResponderEliminarUn abrazo.
Eres muy amable Tecla.
ResponderEliminarPor desgracia,cada vez nos quedan menos ojos donde mirarnos.
Yo también admiro tu forma de escribir y de pensar.
Un abrazo,amiga.
Gracias Dalia.Es un placer contar con la aprobación de una excelente escritora como tú.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Tal como van las cosas, dan ganas de volver a los orígenes, preciosas letras
ResponderEliminarUn abrazo
Gracias Marián.
ResponderEliminarEn ciertas cosas, los orígenes son mucho mejores que el presente.
Otro abrazo para ti.
Juan Ramón amaría tu poema, poeta triste que siempre creas maravillas, no te me pierdas nunca amigo mío. Ni saques a Zenet por favor nunca.
ResponderEliminarHola Lyliam.
ResponderEliminarProcuraré no perderme,aunque no sería la primera vez que me pierdo entre verso y verso...En cuanto a Zenet,no te preocupes,a mí también me gusta su voz rasgada...
Un abrazo Lyli.